Las paredes, pintadas de amarillo con la técnica del trapeado y dos llamativas esferas (lámparas) de papel blanco las cuales crean un efecto óptico de gran luminosidad y aportan una sensación de ligereza y calma.
Como si una luz radiante inundara continuamente una habitación. Una colcha sobre la cama de piqué y los cuadrantes, de un color blanco impecable, incrementan la agradable sensación. Otro objeto para conseguir una atmosfera de serenidad que invite al relax a cualquier hora del día. De ahí la colocación simétrica de los cuadros.
Una cama de color madera natural o incluso blanco sería lo perfecto. Sobre las mesillas de noche velador (del mismo color que el cabecero) una velas amarillas de adorno cerca de unas lamparitas, cajas forradas o sombrereras de los mismos tonos
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