Como si se tratase de un maniquí, se puede vestir la silla de múltiples maneras: existen modelos de funda ceñida, que se introducen en su estructura como si de un guante se tratase, y otros más holgados, de corte informal. También se puede optar por cubrir toda la silla, patas incluidas, con un faldón que recorra la base, o enfundar sólo una parte: el respaldo, el asiento o ambos.
Además de estas variantes, existen distintos acabados con los que adornar la funda. Pliegues, nudos, lazos, borlas, ribetes con algunas posibilidades con las que transformar el efecto de la funda. Con los flecos y borlas se pueden añadir textura. Para dar un toque sofisticado, da buen resultado colocar una hilera de botones brillantes en la base del faldón o botones perlados en el respaldo de una funda de lino